Disfrutar del sol en el cuerpo, del viento en la cara o de una caminata por la playa se han transformado en recuerdos preciados en tiempos de aislamiento. Cuando sea posible viajar, las reservas naturales de Buenos Aires estarán esperando a sus visitantes para generar conciencia sobre la importancia de proteger los recursos autóctonos y ofrecer a los bonaerenses lo más maravilloso de la naturaleza.
Buenos Aires: una propuesta a través de sus reservas naturales
La Reserva Natural Municipal Faro Querandí se ubica en la zona sur del partido de Villa Gesell, a 5 kilómetros de la localidad de Mar Azul. Tiene una superficie de más de 5.700 hectáreas y una franja de 21 kilómetros de dunas con un ancho variable de 3 kilómetros. La amplitud de las playas es uno de sus rasgos más destacados.
En este ecosistema costero conviven aves, reptiles (serpientes), zorros grises, gatos monteses, ñandúes y más de cien tipos de plantas, muchas de las cuales poseen propiedades medicinales.
En el municipio de General Pueyrredón se encuentra la Reserva Natural Laguna de los Padres. Este sitio siempre ha tenido una gran afluencia de personas, por eso sus 687 hectáreas fueron divididas en tres zonas: uso intensivo, conservación (solo se puede recorrer a pie) e intangible (con acceso vedado al público). La reserva fue declarada Área Natural Protegida de carácter educativo y cuenta con un Centro de Interpretación donde se realizan charlas y visitas guiadas.
Por último, en el sudoeste de la provincia, sobre el kilómetro 222 de la ruta 76, se localiza el Parque Provincial Ernesto Tornquist ubicado en la zona central de la Serranía de Ventania con más de seiscientas especies de árboles, reptiles, aves migratorias, anfibios, pumas y ciervos. Desde allí puede emprenderse el ascenso al Cerro Ventana y también recorrer senderos con distintos grados de dificultad. Una experiencia inolvidable durante la caminata por el sendero Claro Oscuro es detenerse, cerrar los ojos y percibir los sonidos del bosque.
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