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Norte Argentino: un cálido abrazo familiar

Existe un sinfín de prejuicios respecto del Norte Argentino a la hora de planificar unos días en familia: que hace un calor extremo, que los niños se aburren, que para los más pequeños no hay nada como la playa, etcétera. No obstante, es necesario apelar a la valentía y animarse a recorrer este mágico rincón del país con los más pequeños. En esta experiencia queda demostrado por qué.

En algún momento de nuestra vida en familia (mamá, papá, dos niños de seis y nueve años) se nos cruzó por la cabeza la idea de unas vacaciones diferentes. Supongo que, en parte, esta idea se explicaba porque las olas, el viento y el frío del mar ya nos tenían un poco agotados como opción vacacional: si bien es cierto que se la pasa hermoso achurándonos al sol en una bella playa nacional, también lo es que Argentina –todos lo sabemos– es vasta, y con alternativas vacacionales que, en principio, están cargadas de prejuicios, pero que luego despliegan un potencial enorme para disfrutar en familia. Así que, idea va, idea viene, decidimos junto a mi esposa poner rumbo a tres destinos nacionales que siempre nos cobijaron, como lo hace un cálido abrazo a tiempo: Tucumán, Salta y Jujuy serían nuestras próximas paradas en esta aventura familiar.

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PRIMER CASILLERO: TUCUMÁN.

“No me gusta para nada la escuela, no me gusta para nada la escuela. No me gusta para nada la escuelaaaaa!”. Así comenzó el diálogo con el mayor de los niños, Simón, cuando le comentamos que nuestra primera visita sería a Tucumán. “Ahí mismo está la Casa de Tucumán, de la que tanto te contaron en la escuela”, se me ocurrió decirle, como para que comenzara a ligar el recorrido con algún punto de referencia dentro de su cabecita. Craso error: el “no me gusta para nada la escuela” taladró nuestras cabezas durante 10 minutos más.

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Por dentro y por fuera, la Casa Histórica de Tucumán es cautivante tanto para grandes como para niños.

Por dentro y por fuera, la Casa Histórica de Tucumán es cautivante tanto para grandes como para niños.

Con mi compañera de vida no nos dimos por vencidos. Una vez en territorio tucumano, nos dirigimos directamente a concretar una visita a la Casa de Tucumán. Ni bien se encontraron frente a la propiedad histórica, las expresiones en los rostros de los dos diablillos cambiaron rotundamente, abandonando el rictus del mal humor y adoptando expresiones de asombro patentizadas en dos bocazas abiertas. “¡Ah, pero entonces existe!”, dijo Manuel, el gurrumín de seis. “Listo”, me dije, “ya están de este lado”.

Declarada Monumento Histórico Nacional en 1941, la Casa de Tucumán es uno de los hitos más visitados de la provincia. En sus instalaciones se podrá revivir en familia el momento histórico de 1816 como si estuviera sucediendo en la actualidad, además de conocer el Salón de la Jura –única área “sobreviviente” del inmueble original– y recorrer la galería de placas que muestran casi dos siglos de acompañamiento del proceso histórico.

Sus muestras permanentes son “El Período Colonial”, “Tucumán en la Colonia”, “Revolución y Guerras de la Independencia”, “Historia de la Casa”, “Platería Criolla”, “El Congreso de Tucumán”, “Los Congresales de 1816” y la mencionada “Sala de la Jura de la Independencia”.

Asimismo, durante la visita padres e hijos pueden disfrutar del espectáculo “Luces y Sonidos de la Independencia”, una impecable puesta audiovisual que invita a transitar el lugar acompañados por el relato de la época y proyecciones de imágenes y luces.

UNA INCURSIÓN EN LAS YUNGAS.

Luego del itinerario histórico, decidimos meterle un poco de verde y aventura a nuestro paso por Tucumán, razón por la cual nos adentramos en familia en este reconocido circuito provincial. Se trata de una propuesta que combina a la perfección la tranquilidad y la aventura. A minutos de la ciudad de San Miguel de Tucumán, Las Yungas se abren paso para desplegar un paisaje selvático que sorprende con sus verdes y su aire puro.

En este circuito se puede visitar:

  • San Javier: una villa veraniega ideal para descansar y disfrutar de sus numerosos atractivos. Presenta una temperatura diferente a la de la capital tucumana, entre 5 y 6° C menos que, sumado a sus cerros y a la vegetación, lo convierten en un lugar perfecto para la realización de diferentes actividades deportivas, como parapente, tirolesa, mountain bike, trekking y cabalgatas.
  • El Cadillal: ubicado a 25 km. de la ciudad capital, el Dique El Cadillal está emplazado en un majestuoso paisaje en el que la naturaleza invita al deslumbramiento. En el área se pueden realizar deportes acuáticos, pasear en lancha o en catamarán, remar en kayak o divertirse en la banana acuática.

SALTA, LA SIGUIENTE PARADA.

Tucumán ya había quedado atrás. Ahora era necesario encontrarle la vuelta a la siguiente provincia, de modo de continuar captando la atención de los más pequeños y posibilitar de este modo el disfrute de los más grandes. En ese sentido, el Teleférico San Bernardo es una de las maneras más divertidas de conocer la ciudad de Salta. La base se encuentra en el Parque San Martín, y su estación de llegada es la cima del Cerro San Bernardo, desde donde será posible obtener las mejores vistas de una de las ciudades más lindas de Argentina.

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El ocre y el naranja, siempre presente en los alrededores de Cafayate.

El ocre y el naranja, siempre presente en los alrededores de Cafayate.

Otra de las perlas que aparece en el collar de maravillas salteñas es Cafayate. Este pueblo se ha convertido en un lugar francamente turístico, y en el centro abundan restaurantes, hoteles y negocios con artesanías. Es tranquilo, surcado por brisas frescas y flanqueado por ríos, médanos, viñedos y plantaciones frutales. Es por estas latitudes donde se cultiva una cepa del torrontés reconocida mundialmente, con la que se elaboran vinos de exquisito sabor, cuerpo y color. Ubicada a 1.683 msnm, Cafayate es asiento además de numerosos artesanos que producen platería, tapices de logrado diseño, cestería y gran variedad de plantas medicinales.

Luego de que los adultos degusten un buen torrontés por estas latitudes, lo recomendable es hacer una visita al Anfiteatro Natural junto a los niños. Localizado a la vera de la Ruta Nacional N° 68, a sólo 16 km. de Cafayate y en pleno corazón de la Quebrada de las Conchas, se encuentra esta formación rocosa semicerrada, que supera los 20 m. de altura, y que es producto de diversos procesos geológicos devenidos en caprichosas formas cilíndricas que generan, por su estructura, una excelente acústica. Además, su característico color rojizo –debido a la presencia de óxido de hierro– brinda una diversidad de tonalidades distintas según cómo le dé la luz del sol.

En este lugar se han realizado eventos culturales que aprovechan las cualidades acústicas del monumento natural. Asimismo, es habitual encontrar allí grupos musicales o cantantes que trabajan a la gorra, y hasta algunos turistas se animan a cantar algo.

JUJUY, EL FINAL DE UN MARAVILLOSO VIAJE.

Te recomiendo leer esta parte de la nota con esta increíble canción de fondo

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Jujuy se presenta ante el visitante como un magma de colores e impresiones que vale la pena ir develando y descubriendo. Poco a poco, por capas, quitando un envoltorio para dejarse atravesar por el que sigue. Nadie que se precie de amante de los viajes puede ser indiferente al llamado de la Pachamama. Este amor personal por la “Tacita de Plata” comenzó allá por 2002, a partir de una primera incursión en el Norte argentino junto con amigos; y prosiguió en 2007, cuando decidimos zambullirnos más todavía junto a mi compañera de vida en la calidez y los ocres y naranjas de la quebrada. Y tuvo su último capítulo en el viaje descripto en estas líneas con dos hermosos críos que –al igual que sus padres– le declararon su amor a la provincia.

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El Norte Argentino es ideal para que los pequeños comiencen a despuntar ciertas habilidades.
El Norte Argentino es ideal para que los pequeños comiencen a despuntar ciertas habilidades.

Luego de acomodar apresuradamente los petates en el hotel, toda la familia se encaminó a encontrarse con esta tranquila población norteña: su gente entre cálida e introvertida, su feria de artesanías tan colorida como el cerro de los Siete Colores, ícono de este lugar en el mundo. Transitar las callejuelas de Purmamarca es sentir en la propia piel algo de su historia: seguramente su tamaño no ha variado demasiado desde que el poblado se erigió aquí, punto ínfimo ubicado entre los pliegues rocosos de la quebrada y un cielo de un azul imposible de creer.

La fundación de Purmamarca fue una de las últimas de la región, ya que se le atribuye a su tercer encomendero, Martín de Argañaraz, en la segunda mitad del siglo XVII.

Testigos de su historia son, por ejemplo, el algarrobo histórico –ubicado a la vera de su plaza central–, cuya edad se calcula en al menos 600 años.

Recomiendo lo siguiente: una buena forma de que los niños comiencen a otear el horizonte más allá de las piscinas de los hoteles es inventarles historias que transcurran en la geografía del enclave visitado. ¿Los protagonistas de esas narraciones? Pues los que generen nuestra imaginación de padres. Pueden ser duendes, fantasmas, lloronas, animales de formas extrañas. Yo, por ejemplo, exploré algo sobre Coquena, un duende benigno y protector de los animales de los cerros (en particular de vicuñas y guanacos), al que se le atribuye un radio de acción situado en el norte de Argentina y Chile.

Y di rienda suelta, nomás: “A veces él anda por aquí. Es chiquito, y tiene una mano de plomo para castigar y una de lana para acariciar a los animales”, les comenté, al pasar, a Simón y a Manuel. Esas boquitas y ojitos se abrían hasta su propio límite, y seguí: “Como protege a las vicuñas, hay que pedirle permiso y dejar ofrendas antes de cazarlas”. Así, en familia, comenzamos el ascenso al cerro Porito, un mirador ubicado muy cerca del casco urbano cuya subida presenta una muy baja complejidad. Una vez en la cima, y mientras les solicitamos a los niños que “observen bien” porque “quizás desde aquí arriba lo podemos ver”, lo aconsejable es llenar los ojos con todas las tonalidades que irradia el famoso Cerro de los Siete colores, llenarlos también con el añil del cielo; y respirar hondo hasta completar toda la capacidad pulmonar.

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Desde aquí quizás se pueda descubrir a Coquena haciendo alguna de sus travesuras.

Desde aquí quizás se pueda descubrir a Coquena haciendo alguna de sus travesuras.

Tras descender del mirador, otro lugar adonde “ir a buscar a Coquena” es el Paseo de los Colorados, en las a fueras del pueblo: se trata de un circuito de tres kilómetros en los que se destacan los cerros de un rojizo intenso y sorprendentes geoformas. Y luego de todo esto, sólo es necesario conectarse, mate en mano, con el llamado siempre presente de la tierra, el silencioso clamor de la Pachamama, que tanto nos cuesta entender a los adultos y que tan interiorizado tienen los más pequeños.

TIPS PARA EL VIAJERO

Cómo llegar: Latam, Aerolíneas Argentinas y Flybondi llegan a Tucumán, tras dos horas de vuelo.

Clima: el clima predominante en esta región es el subtropical seco y cálido. Durante el verano son comunes algunas lluvias. Vale destacar que en la región conviven dos tipos de clima diferentes: por un lado, el clima árido de alta montaña, semidesierto, y por el otro podemos apreciar el de las sierras que se caracteriza por su clima subtropical, con bosque subtropical.

Qué llevar: campera de abrigo y pulóver (para los paseos y la noche) y ropa liviana, calzado cómodo, sombrero o visera, anteojos de sol y protector solar.

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