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Berlín

"Poco ortodoxa": una mirada desde adentro

Un recorrido -guiado por la periodista Solange Goldstein, quien tiene raíces judías- más cultural que turístico por el mundo jasídico Satmar, la comunidad ortodoxa que refleja la consagrada serie de Netflix

No soy ortodoxa, pero soy judía. Por momentos me siento adentro, me identifico con algunas costumbres y rituales, conozco de lo que hablan; mientras que a veces lo veo desde la vereda de enfrente. Me refiero a la popular serie de Netflix “Poco ortodoxa”, que transcurre una parte en Nueva York (Williamsburg) y otra en Berlín.

Podríamos hacer un recorrido turístico por esa parte de Brooklyn y apreciar sus construcciones típicas, bastante sencillas; o por la más vanguardista Berlín, donde se filmaron gran parte de las escenas interiores de la serie, pero lo más interesante en este caso es el derrotero cultural por una de las ramas más cerradas, incluso para los propios judíos (me hizo acordar cuando pasaba junto a Meah Shearim, el barrio ortodoxo de Jerusalén, al que no pude ingresar).

DESCRIFRANDO MI/SU CULTURA.

-El Shabat: empecé a escribir este artículo después de haber participado de un shabat en una comunidad conservadora de Buenos Aires, donde mujeres y hombres se mezclan, donde el órgano acompaña los cánticos y donde el rabino nos deja siempre pensando con la parashá (una parte de la Torá que se lee cada semana). Es muy diferente al Shabat de los judíos jasídicos Satmar que viven en Nueva York, quienes mujeres y hombres están separados (se aprecia durante el casamiento de Esty), y donde realmente no pueden realizar ningún trabajo o esfuerzo una vez comenzado el Shabat. Porque según dice la Torá, es el día que Dios descansó después de la creación del mundo. Por eso Esty no puede llevarse su equipaje. También se ve un hilo al principio de a serie que indica una zona delimitada llamada Eruv, en la cual si es estrictamente necesario es posible realizar algún tipo de tarea.

-El idioma: es difícil saber qué lengua están hablando, porque por momentos aparecen palabras en inglés, en otras ocasiones en alemán y también en hebreo. Ellos hablan en idish, un idioma muy utilizado por los judíos que habitaban Europa Central y del Este antes de la Segunda Guerra Mundial. Para los jasídicos Satmar, el hebrero es el idioma sagrado, que se debe utilizar únicamente para leer las plegarias.

Mi abuelo vivió en Polonia y sabía perfectamente el idish, aunque nada de polaco. Alejado de la vida secular y producto del antisemitismo, él como la mayoría de los judíos se auto recluyeron en su universo judaico. En Argentina, nunca olvidó sus raíces, incluyendo el idish, que transmitió a sus hijos, pero que nadie legó a mi generación.

-La vestimenta: el cabello constituye un signo de seducción, por lo que toda mujer religiosa suele ir por la vida con su cabeza cubierta, ya sea con un pañuelo, sombrero o peluca. Lo mismo vale para el resto de la vestimenta, que es recatada. En el caso del hombre, la kipá se usa para indicar que Dios está por encima de los seres humanos. Los ortodoxos utilizan los sombreros de ala ancha o los shtreimel, en el caso de los jasídicos. Y los peiot, los tirabuzones que se aprecian en los hombres, es una regla de la Torá basada en la idea que los idólatras solían rasurarse esa parte de la cabeza.

-Familias numerosas: para los ortodoxos en general y para los jasídicos Satmar (descendientes húngaros, que fueron diezmados durante la Segunda Guerra) en particular, la descendencia es una de las leyes a cumplir. Es por eso que las familias son numerosas. El sexo resulta un acto sagrado y por eso la mujer, después del período, debe purificarse en un baño ritual llamado mikveh. También se hace antes de contraer matrimonio.

-Pésaj: en Poco ortodoxa se muestra cómo se festeja la Pascua judía en una escena donde toda la familia está reunida y los niños adquieren gran protagonismo. A su vez, se ve la cocina cubierta por papel aluminio.En Pésaj recordamos la liberación del pueblo de años de esclavitud y la llegada a la Tierra Sagrada de Israel. Es una fiesta donde los niños aprenden la importancia de la libertad y donde no están permitidos los alimentos con levadura, recordando que en el desierto no hubo tiempo de dejar levar el pan: de ahí que la cocina por esos días solo admite matzá. Esta es otra de las costumbres de Poco ortodoxa (y hay muchas más).

Cuando miré los primeros capítulos de la serie, también festejé Pésaj en familia y reflexionando, hoy más que nunca, sobre el valor de la libertad.

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