Casanare, con su capital en Yopal, se ha consolidado como uno de los destinos emergentes del ecoturismo y las experiencias auténticas en Colombia. Y no es para menos, ya que en este lugar, no solo se pueden observar especies de fauna dignas de un documental, sino que también se vive una cultura profundamente conectada con el ganado, la vasta sabana y una hospitalidad única.
Casanare reúne todo lo que hace único a Colombia: paisajes majestuosos, fauna silvestre y tradiciones vivas.
A continuación, te contamos de los atractivos, cultura y gastronomía que ofrece a todos quienes deciden conocer este departamento.
Safari llanero: un imperdible en Colombia
Uno de los mayores tesoros de Casanare es su impresionante biodiversidad. Considerada por muchos como “el nuevo destino de safari en Colombia”, la región ofrece una experiencia única. Recorrer sus vastas sabanas en un vehículo 4x4 o a caballo, mientras se avistan alcaravanes, zorros, anacondas e incluso jaguares, es una aventura que rivaliza con las mejores experiencias africanas.
Las reservas naturales privadas, como Hato La Aurora, El Encanto de Guanapalo o Hato San Pablo, son el escenario perfecto para estos safaris llaneros. Allí los visitantes tienen la oportunidad de ver más de 300 especies de aves, así como de admirar la imponencia del chigüiro en su hábitat natural, el tranquilo merodeo de los venados y la poderosa presencia de los caimanes al sol.
Los amaneceres y atardeceres, por su parte, son de otro mundo. El cielo en Casanare se enciende en tonos naranjas, rosados y violetas que parecen pintados a mano.
Cultura llanera: más que sombrero y caballo
Pero Casanare no solo es tierra de fauna exuberante. Es también cuna de una cultura llanera fuerte y viva, donde los cantos de vaquería, herencia oral con más de 200 años, todavía se escuchan al caer la tarde. Estas melodías, que servían para llamar al ganado o dar órdenes en plena faena, hoy forman parte de un legado que los locales buscan preservar.
En municipios como Maní, Pore o Trinidad, es posible presenciar festivales de música llanera donde el joropo se baila con el alma y las competencias de coleo encienden la emoción del público. A través de la danza, la poesía, las leyendas y la comida, los visitantes tienen un contacto directo con la identidad de este territorio.
Pore: un municipio histórico
Si hay un sitio que guarda la memoria viva de Casanare es Pore, un municipio declarado patrimonio histórico de Colombia por su papel protagónico en la gesta libertadora. Aquí, en 1818, el Libertador Simón Bolívar organizó tropas antes de emprender la campaña del Pantano de Vargas y la Batalla de Boyacá.
Caminar por sus calles empedradas, visitar su iglesia colonial y conversar con los locales es como viajar en el tiempo y revivir momentos históricos.
Así mismo, Pore es uno de los mejores puntos para iniciar una ruta cultural por Casanare. Desde aquí se puede seguir hacia otros municipios que también tienen una rica oferta patrimonial, como Támara y Nunchía.
Sabores de la sabana: carne, mañoco y más
En Casanare, la comida es tan protagonista como la fauna y la cultura. El plato estrella es, sin duda, la mamona o carne a la llanera, cocinada al calor del fuego, ensartada en varas inclinadas hacia las brasas. Pero también hay otros sabores que vale la pena descubrir: el pisillo de chigüiro, el mondongo criollo, el arequipe de leche de búfala y las infaltables hayacas.
Y si hay un producto que llama la atención por su historia ancestral, ese es el mañoco, una harina hecha de yuca brava, utilizada por los pueblos indígenas desde tiempos precolombinos y todavía presente en la dieta llanera. Casanare no solo alimenta el cuerpo, sino también la memoria y la curiosidad gastronómica.
¿Cómo vivir una experiencia inolvidable en Casanare?
Si has soñado recorrer la sabana a lomo de caballo, despertar con el canto de las aves y dormir bajo un cielo, Awake Travel ofrece un plan de cuatro días y tres noches en la Reserva Natural Encanto de Guanapalo, en San Luis de Palenque, es una travesía inolvidable.
Con un valor de 3.179.000 pesos colombianos, esta experiencia te lleva a hospedarte cada noche en un hato diferente dentro de la reserva, realizando traslados diarios de dos horas a caballo entre Montana, Mata de Palma y Altamira.
En las tardes, los safaris llaneros también se realizan a caballo, permitiendo el avistamiento de venados, chigüiros, osos palmeros, tortugas, aves exóticas como el búho real y hasta monos aulladores. La experiencia cuenta con caminatas guiadas, talleres de artesanías o cocina tradicional, una mañana de ordeño y una noche especial de mitos y cuentos junto a una fogata.
El plan contempla alojamiento rural en habitaciones privadas, tres comidas diarias, café e hidratación constante, y la compañía de un guía local conocedor del territorio. Aunque el transporte desde y hacia Yopal no está incluido, el plan ofrece una logística impecable y la posibilidad de desconectarse por completo en medio de la inmensidad llanera.
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