A veces no hay que ir tan lejos para vivir una gran aventura. A menos de tres horas de Bogotá se esconden paisajes que parecen sacados de otra dimensión, cargados de historia, leyendas y naturaleza ideales para vivir unas escapadas inolvidables.
Bogotá y sus alrededores ofrecen diferentes lugares ideales para disfrutar de unas escapadas durante este fin de semana.
A continuación, te contamos cinco planes ideales para pasar este fin de semana que va desde el 21 al 23 de junio de 2025, una oportunidad para disfrutar con familia y amigos.
1. Catedral de Sal de Zipaquirá: un santuario tallado en las entrañas de la tierra
Inaugurada en su versión actual en 1995, la Catedral de Sal de Zipaquirá es uno de los templos subterráneos más impresionantes del mundo. A solo 50 kilómetros de Bogotá, esta joya arquitectónica se esconde a 180 metros bajo tierra, en el interior de una antigua mina de sal.
El pasaporte básico de ingreso tiene un costo de 70.000 pesos colombianos y para extranjeros 118.000 pesos colombianos por persona.
El recorrido inicia por el Vía Crucis, donde catorce estaciones están esculpidas directamente en la roca salina. La penumbra, las luces cálidas y la textura de las paredes crean una atmósfera solemne y sobrecogedora. Al llegar a la gran nave central, te encuentras con una cruz de sal de más de 16 metros iluminada desde el suelo.
La experiencia incluye visitas guiadas, espectáculos de mapping, y hasta una pequeña ruta de realidad aumentada para quienes desean una inmersión tecnológica. Y si te sobra tiempo, puedes recorrer el encantador centro histórico de Zipaquirá, donde el café de origen y la arquitectura colonial redondean el día.
2. Laguna de Guatavita: donde la leyenda de El Dorado cobra vida
A poco más de una hora y media de Bogotá, en las alturas de Sesquilé, se encuentra uno de los lugares más enigmáticos del altiplano cundiboyacense: la Laguna de Guatavita. Su forma casi perfectamente circular y sus aguas tranquilas resguardan una historia que ha alimentado la imaginación del mundo por siglos.
Aquí, según cuenta la leyenda, los antiguos muiscas realizaban rituales de ofrenda a los dioses. El cacique, cubierto de oro en polvo, se sumergía en las aguas sagradas mientras arrojaban objetos preciosos al fondo. El mito de El Dorado nació en estas aguas, y aún hoy es fácil dejarse llevar por esa atmósfera mística.
El acceso al lugar está regulado por Parques Nacionales y solo se puede ingresar con guía. El sendero de acceso ofrece vistas espectaculares del paisaje andino, con flora nativa y avistamiento de aves.
3. Parque Nacional Natural Chingaza: el páramo que le da agua a Bogotá
Si lo tuyo es la naturaleza pura y el senderismo de altura, Chingaza es un destino obligado. Este parque, a menos de dos horas de Bogotá, resguarda uno de los ecosistemas más importantes del país: el páramo. Además de su belleza escénica, es clave para el abastecimiento de agua de la capital.
Entrar a Chingaza es como cambiar de planeta. El silencio es total, solo interrumpido por el canto de aves o el rumor del viento entre los frailejones. Hay varias rutas de senderismo habilitadas, entre las que destacan el sendero Lagunas de Siecha y el de Cuchillas de Los Cedros. Algunas requieren reserva previa y acompañamiento de guía.
Es común ver venados de cola blanca, patos de páramo y si tienes suerte, hasta un oso de anteojos.
4. Cascada La Chorrera: una caminata hacia la caída de agua más alta del país
Ubicada en el municipio de Choachí, a menos de una hora de Bogotá, La Chorrera es la cascada más alta de Colombia con sus imponentes 590 m.
Para llegar hasta ella hay que recorrer un sendero ecológico de aproximadamente 3 km, atravesando bosques nublados, puentes colgantes y pequeñas quebradas.
La caminata puede ser exigente en algunos tramos, especialmente si ha llovido y el terreno está resbaloso. Pero la recompensa es invaluable: una vista de frente a una cortina de agua que parece caer desde el cielo mismo. También se puede visitar El Chiflón, una cascada más pequeña pero accesible y perfecta para tomarse fotos.
5. Minas de Sal de Nemocón: un viaje subterráneo lleno de historia y magia
A tan solo 75 minutos de Bogotá, el municipio de Nemocón esconde otro tesoro subterráneo: sus antiguas minas de sal. Aunque menos conocidas que las de Zipaquirá, ofrecen una experiencia distinta, más íntima y sensorial.
Al ingresar, el aire húmedo y el brillo de las paredes salinas te transportan a otro tiempo. Entre los puntos más fotografiados está el famoso “Corazón de Nemocón”, una escultura natural de sal iluminada desde adentro. También hay espejos de salmuera que reflejan el techo de la mina como si fueran lagos subterráneos.
En la parte exterior, el pueblo de Nemocón ofrece empanadas recién hechas, mercados de artesanías y el encanto de una plaza que parece detenida en el tiempo.
Otras noticias que pueden interesarte
Temas relacionados
Deja tu comentario