San Gil no es un destino cualquiera. Este rincón santandereano, incrustado entre montañas, ríos y paisajes, se ha ganado el título de “la capital turística de Santander” por méritos propios. No importa si lo tuyo es la adrenalina o el descanso, porque San Gil tiene esa mezcla justa de aventura, cultura y naturaleza que enamora a todos los turistas.
San Gil: 5 planes imperdibles para vivir unas escapadas inolvidables
San Gil es el destino ideal para escapar de la rutina con aventura, naturaleza y cultura. Descubre cinco planes imperdibles para vivirlo al máximo.
Cada rincón de San Gil invita a vivir experiencias únicas que combinan naturaleza, aventura y tradición santandereana.
Este municipio, ubicado a poco más de seis horas de Bogotá por carretera, ha sabido reinventarse sin perder su esencia, gastronomía y arquitectura encantadora. Pero más allá de las fachadas, San Gil es una puerta de entrada a experiencias fascinantes. Aquí te presentamos cinco planes imperdibles para que tus escapadas sean inolvidables.
1. Realizar rafting por el río Fonce: aventura inigualable
El río Fonce, que cruza San Gil con sus rápidos, es el escenario perfecto para que te embarques en una experiencia de adrenalina controlada. Ideal para principiantes y familias, este plan ofrece rápidos clase II y III, lo que significa que tendrás la dosis justa de emoción sin que sea un desafío extremo.
Los recorridos suelen durar entre 1 y 2 horas, y son guiados por expertos locales que conocen bien el río.
La vista desde la balsa es otro atractivo, montañas cubiertas de vegetación, aves revoloteando y el sonido del agua. Si nunca has hecho rafting, este es el lugar para atreverte a hacerlo por primera vez.
2. Caminata por el Parque Natural El Gallineral: un viaje al corazón de la naturaleza
A pocos pasos del centro de San Gil se encuentra uno de sus tesoros más especiales: el Parque Natural El Gallineral.
Este lugar es el hogar de árboles centenarios que parecen sacados de un cuento de hadas, cubiertos por barbas de musgo que cuelgan como cortinas naturales ideales para una caminata lenta, de esas que permiten reconectar con el silencio y el verde.
Dentro del parque, puedes pasear junto al río, cruzar pequeños puentes de piedra, descansar en bancas bajo la sombra y descubrir esculturas, senderos y rincones.
Es el lugar perfecto para ir con niños, con pareja o solo. Además, cuenta con una pequeña zona de café y ventas de artesanías, lo que convierte la visita en una experiencia integral.
3. Parapente en Curití o en el Cañón del Chicamocha: volar es posible
Si alguna vez soñaste con volar, este es tu momento.
San Gil es uno de los pocos destinos de Colombia donde se puede practicar parapente con condiciones ideales casi todo el año.
Muy cerca, en el municipio de Curití o en los bordes del majestuoso Cañón del Chicamocha, se encuentran los puntos de despegue.
Desde allí, acompañado por un piloto experto, te lanzarás al vacío para flotar con el viento y observar un paisaje que se queda grabado en la retina.
El vuelo dura entre 15 y 25 minutos, dependiendo del clima, y es apto para personas desde los 5 hasta los 80 años.
Lo mejor: no necesitas experiencia previa, solo un poco de valor para dar ese primer paso. Y después, solo queda disfrutar.
4. Descubre la Cueva de la Vaca o Cueva del Indio: el asombro bajo tierra
La aventura en San Gil también se esconde bajo tierra. Muy cerca del municipio se encuentran varias cavernas que pueden explorarse con casco, linterna y guía. Dos de las más populares son la Cueva de la Vaca (en Curití) y la Cueva del Indio (en Páramo).
Ambas ofrecen experiencias únicas: estalactitas, ríos subterráneos, túneles estrechos y salas naturales que parecen sacadas de una película. Aunque al principio puede dar algo de vértigo, una vez dentro, el cuerpo se adapta y la curiosidad se despierta.
Es un plan perfecto para quienes buscan algo diferente y están dispuestos a ensuciarse un poco.
5. Pueblito Guane: historia, queso y ruinas en un mismo lugar
Un plan tranquilo, pero igual de fascinante, es visitar el Pueblito Guane. A unos 40 minutos de San Gil, Guane es una joya escondida que parece detenida en el tiempo.
Sus calles empedradas, casas coloniales, y una plaza invitan a caminar sin prisa.
Pero más allá de su belleza, este pueblo esconde una riqueza arqueológica valiosa. Aquí encontrarás el Museo Arqueológico de Guane, con piezas de la cultura local, fósiles y cerámicas. Además, es ideal para probar el famoso “queso de hoja” envuelto en plantas aromáticas, una delicia local poco conocida fuera de Santander.
Muchos viajeros hacen la caminata desde Barichara hasta Guane, un recorrido de unos 6 km por el antiguo Camino Real, rodeado de paisajes secos, cactus y miradores.
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