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Antofagasta: los secretos de María Elena

La Región de Antofagasta tiene unas de las reliquias mineras más importantes de Chile. Es María Elena, la única salitrera del mundo que sigue funcionando.

Un lugar para revivir los vestigios de la era más pujante del salitre en Chile. Ubicadas en la Región de Antofagasta, y a 100 km. de la ciudad de Calama, en María Elena y Sierra Gorda se puede recorrer un extenso territorio que se convirtió en un enclave minero fundamental para la economía nacional.

La explotación del salitre dio un gran impulso a este lugar, que cobró especial relevancia en la década de 1870 gracias al hallazgo de yacimientos salitreros en un territorio que para entonces estaba bajo soberanía boliviana. Hoy podemos observar los resultados de esta época dorada en la construcción de infraestructura habitacional, portuaria y ferroviaria.

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Estas ruinas de la Región de Antofagasta fueron alguna vez una de las zonas más industrializadas de Sudamérica.

Estas ruinas de la Región de Antofagasta fueron alguna vez una de las zonas más industrializadas de Sudamérica.

Una parada obligada es la visita a la estación de trenes de Baquedano, que se convirtió en un activo poblado gracias a la instalación de oficinas y viviendas en los alrededores del complejo ferroviario. Fue declarado Monumento Histórico por ser un importante testimonio del quehacer social y económico de la región. En sus alrededores se construyó el Parque Histórico del Ferrocarril de Baquedano, con un museo que expone los años de auge de esta estación.

Por su parte, María Elena es el único campamento salitrero en el mundo que hoy funciona. Aquí descansa el duro relato de los pampinos que fueron parte de la historia de Chile.

EXOFICINA CHACABUCO.

Declarada Monumento Nacional, la exoficina Chacabuco es el último establecimiento calichero implementado con el tradicional sistema Schanks (procedimiento de extracción de salitre desarrollado por el británico Santiago Humberstone en la segunda mitad del siglo XIX) y el más grande en su tipo. Se puede recorrer gran parte de sus instalaciones, tanto el sector industrial como urbano, con parte de los vestigios de la época más pujante del salitre en Chile. Está ubicado a 98 km. de Antofagasta.

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Chacabuco tuvo su auge en los años 30.

Chacabuco tuvo su auge en los años 30.

MARÍA ELENA.

Como decíamos, el único yacimiento natural del salitre que queda en el mundo es María Elena. Aquí se puede acceder a lugares históricos y culturales como las oficinas salitreras Pedro de Valdivia y Coya Sur.

María Elena está ubicada a 220 km. al noreste de Antofagasta. Sus instalaciones nacieron con la empresa Guggenheim Brothers, que adquirió las salitreras pertenecientes a la Oficina Coya Norte. Las oficinas de Pedro de Valdivia y María Elena implementaron el concepto de "ciudad ideal" con un trazado ortogonal cuyo centro era la plaza, lugar donde se concentraba gran parte del equipamiento público: canchas deportivas, piscina, baños públicos, teatro, clubes sociales, pulperías, iglesia, hospital, escuelas, estación de ferrocarril, correos y biblioteca. Sus vestigios pueden verse hasta el día de hoy.

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Todavía puede observarse lo que aún queda de la “ciudad ideal” de María Elena.

Todavía puede observarse lo que aún queda de la “ciudad ideal” de María Elena.

MUSEO FERROVIARIO.

Los amantes de la historia podrán revivir en el Museo Ferroviario los tiempos gloriosos de la pampa salitrera a través de actividades como caminatas, fotografías y visitas a la Estación Baquedano para conocer la casa de máquinas, locomotoras en desuso, casa de fuerza y maestranza.

La estación de Baquedano, ubicada a 70 km. de Antofagasta y construida en 1910, fue parte de la expansión del ferrocarril a lo largo de la pampa salitrera. El proyecto se remonta a 1873, cuando se empezó a construir el ferrocarril que comunicaría a la ciudad de Antofagasta con la zona de las Salinas al interior del territorio.

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Todavía puede observarse lo que aún queda de la “ciudad ideal” de María Elena.

Todavía puede observarse lo que aún queda de la “ciudad ideal” de María Elena.

Al finalizar la Guerra del Pacífico, el gobierno chileno retomó el proyecto, autorizando la construcción de un ferrocarril que comunicaría a Antofagasta con Bolivia por el paso de Ollagüe. Durante la época de auge salitrero, la Estación Baquedano se convirtió en un activo poblado gracias a la instalación de oficinas y viviendas en los alrededores del complejo ferroviario. Durante el siglo XX el pueblo mantuvo su importancia en las rutas de comunicación hacia el norte, ya que el trazado de la carretera contempló el paso por Baquedano.

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