Mayo en Colombia es sinónimo de flores, amor y gratitud, y el Día de la Madre se convierte en la ocasión apropiada para celebrar a quienes nos inspiran cada día. ¿Y qué mejor manera de hacerlo que con una escapada especial a uno de los rincones más encantadores del país?
Viajar con mamá en mayo es más que un regalo: es una experiencia compartida que convierte el Día de la Madre en un recuerdo eterno.
Si buscas un plan que combine paisajes únicos, cultura, buena gastronomía y la calidez de los destinos colombianos, aquí te compartimos cinco pueblos mágicos idóneos para gozar con mamá en mayo.
1. Monguí, el encanto boyacense
Llegar a Monguí con mamá es como abrir un libro y encontrar allí la escena perfecta. Este pueblo boyacense, ubicado en la provincia de Sugamuxi, a más de 2.900 metros sobre el nivel del mar, enamora con su arquitectura colonial, sus balcones floridos y su paz inquebrantable.
Reconocido por ser uno de los principales productores de balones en Colombia, Monguí también se ha ganado el título de “pueblo mágico” por su mezcla de historia, espiritualidad y naturaleza.
Una caminata por su puente de Calicanto, construido en piedra en el siglo XVIII es una experiencia que transporta en el tiempo. Lleva a mamá a la Basílica Menor de Nuestra Señora de Monguí, una joya del barroco colonial, y luego disfrutar juntas de una taza de chocolate local en alguna de las cafeterías del centro.
Si les gusta la aventura, el Páramo de Ocetá está a pocos kilómetros, con sus frailejones gigantes y senderos que parecen sacados de otro mundo.
2. Jardín, un bello pueblo antioqueño
Si tu mamá es amante de las flores, los colores y la alegría paisa, Jardín es el destino ideal. A unas cuatro horas de Medellín, este pueblo en el suroeste antioqueño parece un cuadro pintado a mano: casas con zócalos multicolores, balcones rebosantes de geranios y orquídeas, y un parque central que siempre tiene vida.
Una excelente forma de comenzar el paseo es con un desayuno típico en la plaza, seguido de un viaje en teleférico hasta el cerro Cristo Rey, que brinda una vista impresionante del valle cubierto por la neblina matutina. Más adelante, podrás visitar juntas la Basílica Menor de la Inmaculada Concepción, de estilo gótico, o recorrer el Camino de la Herrera, un sendero empedrado rodeado de naturaleza y aves.
Y si lo que buscan es desconexión total, muchos hospedajes rurales cuentan con experiencias de café, caminatas guiadas y hasta baños de bosque.
3. El Socorro, cuna de historia y revolución en Santander
Pocas vivencias conmueven tanto como compartir con mamá un lugar cargado de historia, y El Socorro, en el departamento de Santander, es uno de ellos.
Cuna de una de las primeras gestas independentistas de Colombia, este pueblo no solo destaca por su legado, sino también por su arquitectura colonial, sus imponentes templos y un ambiente auténtico, lejos del turismo masivo.
Empieza con una visita guiada por el centro histórico, donde abundan iglesias coloniales como la Catedral de Nuestra Señora del Socorro y capillas que conservan siglos de fe y arte. Luego, un recorrido gastronómico por sus fondas revelará sabores que van desde las arepas santandereanas hasta los tamales más suaves del altiplano.
4. Filandia, el alma del Quindío
Entre los paisajes verdes del Eje Cafetero se encuentra Filandia, un pueblo que ha sabido conservar su identidad cafetera sin perder la tranquilidad de sus calles. A diferencia de destinos más concurridos como Salento, este rincón se mantiene fiel a su esencia y autenticidad.
Una parada imperdible es el Mirador del Quindío, una estructura de madera que ofrece vistas panorámicas de cafetales, montañas onduladas y, en días claros, hasta volcanes del centro del país. Otra opción es explorar el taller de un artesano local o recorrer una finca cafetera para descubrir el proceso del grano de oro, desde la semilla hasta la taza.
5. Villa de Leyva, un viaje al pasado
Villa de Leyva, un verdadero tesoro de Boyacá, cautiva con su imponente plaza empedrada, una de las más grandes de América Latina, que parece resistirse al paso del tiempo.
Junto a mamá, es posible recorrer sus calles blancas y conocer espacios llenos de historia y arte, como la Casa Museo Antonio Nariño, el Claustro de San Agustín o el Museo del Carmen. Igualmente, tendrás la oportunidad de encontrar tiendas de cerámica, joyerías de esmeraldas o pequeños mercados artesanales que conservan el encanto local.
Y si ella disfruta de la naturaleza, una caminata por el desierto de la Candelaria o una visita al fósil de kronosaurio la dejará fascinada.
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