Ciudades asiáticas. Bangkok, capital y puerta de entrada al país, mixtura lo clásico con lo moderno, parece caótica pero deslumbra con su hospitalidad del lugar.
10 razones para visitar Tailandia
Es morada de más de 400 templos, por lo que es habitual encontrarse con monjes vestidos con sus túnicas de color azafrán. Vale la pena visitar los templos Buda de Esmeralda, del Amanecer y Wat Pho, con al enorme Buda Reclinado.
El Gran Palacio Real es otro sitio para conocer, al igual que el Museo Nacional, la Mansión Vimanmek y el Palacio Suan Pakkad, entre otros. También habrá que dejarse llevar por la particular fisonomía citadina, surcada por canales, y descubrir los mercados flotantes.
En el derrotero no debe faltar Chiang Mai, donde también es posible experimentar las dos caras de la cultura Thai, histórica y moderna. Por eso, allí conviven antiguas pagodas y templos junto a modernas tiendas y hoteles boutique.
Además es el umbral para descubrir la naturaleza, así como la cultura propia que se refleja en las costumbres, dialectos y gastronomía particulares.
Por último, Chiang Rai conserva el estilo de vida tradicional que se vislumbra en las viviendas construidas con bambú, santuarios budistas y su vida más relajada, al igual que sus ambientes naturales.
Historia ancestral. Tailandia conserva ruinas y templos en varios rincones, así como museos que ayudan a comprender más el devenir de este país. Uno de los destinos más importantes es Ayutthaya, a 86 km. de Bangkok, antigua capital durante cuatro centurias que alcanzó su apogeo en el siglo XVI. Declarada Patrimonio Mundial de la Unesco, conserva restos de palacios, templos y monasterios.
A una hora de avión desde la capital, se encuentra la ciudad amurallada de Sukhothai, originaria del siglo XIII, y que reúne un compendio de ruinas elegantes. Otro Patrimonio Mundial, que es recomendable conocer especialmente de noche, cuando los budas son iluminados.
Playas por aquí y por allá. Si viaja hasta Tailandia seguramente pase por otros destinos. Pero no debe pasar por alto sus playas, pues son paradisíacas y perfectas para el relax después de un ajetreo derrotero. Al oeste se encuentra el mar de Andamán, donde yace la bahía de Phang Nga, una zona protegida declarada Parque Nacional Marino, flanqueada por pináculos que asoman sobre el agua y que son los picos de ancestrales montañas sumergidas. Grutas secretas, sinuosos canales, bosques de manglares, vegetación tropical y dramáticos acantilados completan un gran espectáculo natural.
Mientras que las islas Phi Phi son más célebres, destacándose Phi Phi Don, la única habitada. El resto se las suele visitar en excursiones de un día desde la famosa Phuket, Krabi y Phi Phi Don. Las aguas que las rodean sobresalen por su vida marina exótica, que incluye dóciles tiburones leopardo, por lo que el esnórquel y el buceo se convierten en atracciones principales.
Krabi también despliega increíbles playas situadas en más de 130 islas jalonadas por frondosos bosques.
Al este, en tanto, se emplaza el archipiélago de Koh Samui, que deslumbra con sus playas de arena suave, plantaciones de cocoteros, aguas de color turquesa, deliciosos platos a base de mariscos y una animada vida nocturna.
Finalmente, el archipiélago de Koh Chang, con sus 52 islas de ensueño, constituye otro sitio por descubrir.
Sus sabores. La creatividad, el exotismo, las materias primas y la presentación de cada plato se conjugan para desplegar el arte gastronómico de Tailandia. Anímese a probar las delicias que se sirven en los puestos callejeros, pero sobre todo dedíquele al menos media jornada a hacer un curso de cocina, que habitualmente se ofrecen en los principales destinos turísticos. En general consisten en una visita al mercado, la preparación de varios platos por parte del profesor y luego por parte de los alumnos y, obviamente, la esperada degustación.
¿Qué probar? pad thai (fideos sofritos con soja, tofú, huevos y maníes), gai pad metmamuang (pollo con especias y salsa de ostras), thom kha gai (sopa de pollo con lemongrass y leche de coco), thom yam kung (sopa picante de langostinos), mango sticky rice (arroz con mango) y khaw pad grapao muu (cerdo picado con cebolla y cilantro), entre otros.
La reina naturaleza. Tailandia cuenta con más de 100 parques nacionales, entre ellos más de 20 marinos. Como decíamos Chiang Mai y Chiang Rai constituyen perfectos umbrales para salir a recorrer el territorio natural. Montañas, reservas de elefantes, campos de arroz, selva, ríos y cascadas se abren paso al visitante. Además, en las inmediaciones se pueden descubrir poblados tradicionales y practicar turismo aventura.
Uno de los parques más recomendables es el Doi Inthanon, que debe su nombre a la montaña más alta del país. En el sur destaca el Parque Nacional de Khao Sok, con impresionantes cimas que cubren toda la longitud de la península, peñascos de piedra caliza y jungla.
Mae Hong Son también es otro destino a tener en cuenta por sus paisajes, templos de estilo birmano y Lanna, las numerosas comunidades tribales de montaña y actividades de aventura. Los elefantes siguen siendo una parte importante de la cultura local.
Relax thai. El bienestar en cuerpo y alma representa una parte importante de la cultura autóctona, lo cual se transmite a los visitantes. De hecho, la mayoría de los resorts están dotados de spas donde se aplican terapias curativas y masajes thai, entre otros tratamientos.
Bangkok es la capital del spa, ya que cuenta con estos espacios en los hoteles, pero últimamente también se inauguraron los spa de día. Se trata de complejos de bienestar para pasar unas horas en un entorno de relajación y recuperar fuerzas para seguir ruta, siempre siguiendo técnicas milenarias.
El budismo. Ya hemos visto que cada ciudad cuenta con varios templos budistas. El 94,6% de la población practica esa religión, doctrina filosófica y estilo de vida.
A quien le interese profundizar sobre la materia, además de visitar los templos, puede estudiar y aprender meditación tanto en los mismos templos como en retiros espirituales.
Para experiencias más breves, se imparten charlas de monjes en Wat Chedi Luang o Wat Suan Dok en Chiang Mai.
La mayoría de los programas de meditación no permiten a los estudiantes hablar durante su estancia, con la excepción del canto meditativo y las conversaciones con los monjes superiores.
Quienes no puedan acudir a un retiro de meditación por su lejanía, Wat Mahatat, por ejemplo, cerca del Gran Palacio de Bangkok, brindan la posibilidad de estudiar con horarios más flexibles.
Celebraciones. Inspirados en las antiguas tradiciones tailandesas, el calendario de eventos es nutrido y muy interesante. Entre los más destacado se encuentra el Songkran o Año Nuevo, que se celebra a mediados de abril y consta de procesiones sobre el agua del sagrado Luang Pho Phra Sai, en Wat Pho Chai.
A mediados de noviembre tiene lugar el festival del fin del Monzón, Loi Krathong, que representa el lazo entre la forma de vida tradicional thai y el río. La gente se reúne en torno a estos cursos de agua para soltar unas pequeñas cestas que imitan la forma de la flor de loto y están iluminadas con velas para venerar a Buda.
El 5 de diciembre, en tanto, se realiza la celebración del cumpleaños del rey, un auténtico motivo de alegría para los tailandeses.
Artes escénicas tradicionales. Para complementar la visita a sitios de interés históricos, podemos asistir a algún espectáculo de danza o teatro. Estos shows tradicionales se pueden apreciar principalmente en Chiang Mai, Bangkok, Phuket y Pattaya.
La más popular es la danza clásica tailandesa, que normalmente se acompaña de música clásica de ese país en vivo. La propuesta suele complementarse con una cena de comida típica.
El teatro tailandés, en tanto, incluye actuaciones de bailarines enmascarados, marionetas y las sombras de los títeres para contar cuentos de la tradición hindú y budista.
Bodas del otro lado del mundo. O simplemente quienes deseen disfrutar de un viaje romántico, Tailandia ofrece innumerables posibilidades gracias a sus paisajes, sus hoteles y la hospitalidad de su pueblo.
Este destino es también singular en sus propuestas para las parejas. Así, por ejemplo, es posible celebrar el amor en la Cliff Wedding de Rai Lay Beach, en la provincia de Krabi, suspendidos a más de 20 msnm.
Otra alternativa es internarse en las profundidades: en la playa de Trang se sumerge un altar mientras las parejas submarinistas reciben su certificado de matrimonio a prueba de agua.
En el norte de Tailandia, por San Valentín, se realizan ceremonias nupciales tradicionales de la cultura autóctona, entre las que se encuentra la boda Lanna a lomo de un elefante, en la histórica ciudad de Lampang.
Ubicación: limita al norte y oeste con Myanmar y el Índico; por el Sur con Malasia, por el este con Camboya y el golfo de Tailandia y por el norte y este con Laos.
Moneda: el Baht.
Clima: tropical y húmedo en la mayor parte del país. En la costa oeste, el monzón trae tormentas de abril a octubre, mientras que en la costa este, la temporada de lluvia es de septiembre a diciembre.
Informes:www.turismotailandes.com
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