En una ciudad como Bogotá, donde la oferta gastronómica se multiplica cada semana y las experiencias culinarias a menudo parecen competir en sofisticación más que en alma, nace un lugar que apuesta por algo diferente: volver a lo esencial. Regresar al gesto de atender bien, de cocinar con cariño, de sentarse a la mesa con alguien y sentirse en casa.
Dolores, el restaurante de fine dining en Bogotá que honra las tradiciones a través de la comida
Dolores es un restaurante en Bogotá donde la alta cocina europea se mezcla con tradiciones familiares y productos colombianos llenos de historia.
Bogotá necesitaba un lugar como Dolores: cálido, sincero y lleno de recuerdos convertidos en experiencias culinarias.
Ese lugar es Dolores, un restaurante que no solo sirve comida europea con productos colombianos, sino que también honra a las mujeres que nos enseñaron a cocinar y a vivir con hospitalidad.
Dolores no es solo un nombre: es una declaración de principios. Es la evocación de una abuela sabia, de una madre generosa. Al frente de este homenaje están los chefs Leonardo Marín y Paula Harker, dos generaciones distintas unidas por una misma pasión: cocinar con propósito.
Dolores: un restaurante en Bogotá inspirado en el amor
Todo comenzó en un viaje de Leonardo y Paula. En medio de una charla sobre sueños futuros él, mucho más joven, confesó que si alguna vez tuviera un restaurante lo llamaría Dolores en honor a su abuela. Ella fue la primera que creyó en su vocación, lo apoyó cuando quiso estudiar cocina y lo inspiró con su forma de recibir a los demás en casa.
Paula, con más de cinco décadas y una sensibilidad especial por las historias de cocina que se tejen desde la infancia, supo de inmediato que el nombre tenía poder. Aunque algunos lo asociaban con el dolor, para ellos evocaba amor, transformación y gratitud.
Sobre los chefs de Dolores
Leonardo Marín descubrió su vocación en una visita casual a la universidad en Miami. Cuando entró a la cocina del Cordon Bleu supo que ese era su lugar. Contra todo pronóstico, estudió cocina en Argentina y Francia, trabajando duro para pagar sus estudios, con el apoyo incondicional de su abuela.
Paula Harker, administradora de empresas de profesión, encontró en la cocina su verdadera pasión después de 25 años en el mundo de los seguros. Desde pequeña, creció entre mesas, pasabocas y recetas familiares. En 2013, decidió dejar atrás su vida empresarial y se dedicó profesionalmente a cocinar para ejecutivos de alto nivel. Más adelante conoció a Leonardo en un curso de cocina moderna en Medellín, y desde entonces forjaron una sociedad basada en respeto, creatividad y amor por la buena mesa.
Un restaurante íntimo donde el servicio también cuenta
Dolores no quiere ser un restaurante más en una ciudad llena de lugares con cartas repetidas. Con apenas 16 mesas y 45 sillas, este restaurante propone un ambiente tranquilo, donde la música permite la conversación, donde cada detalle ha sido pensado para que el cliente se sienta como en casa.
Hay una “mesa del chef” al fondo, ideal para cenas privadas o eventos íntimos, y el espacio se transforma también para celebraciones o reuniones corporativas.
Comida europea con alma colombiana
La propuesta gastronómica de Dolores es clara: cocina europea de fine dining, elaborada con productos orgánicos colombianos.
Cada plato de la carta tiene su origen geográfico y cultural, desde preparaciones francesas hasta sabores de la República Checa, pasando por Alemania, España e incluso la India.
Existen tres menús:
- Menú del mediodía, diseñado para quienes tienen poco tiempo, pero no quieren renunciar a una experiencia gastronómica de calidad. Se trata de una opción más ligera y ágil, ideal para ejecutivos o visitantes que buscan una comida sabrosa y eficiente en medio de la jornada diaria.
- Menú de carta abierta, disponible durante todo el día, que permite al comensal explorar libremente las creaciones del restaurante. Aquí se encuentran desde entradas hasta platos fuertes y postres.
- Menú degustación, una propuesta pensada para quienes desean vivir una experiencia completa. Se compone de varias preparaciones en porciones pequeñas que invitan a un recorrido culinario por diferentes propuestas gastronómicas.
Platos que debes probar en Dolores
Entre los favoritos de la carta destaca el Royal de langosta, una entrada elegante que se sirve con una gelatina de langosta, cebolla caramelizada y pistachos, bañado en un consomé clarificado que se vierte en la mesa.
Otro imperdible es el Entrecôte, un Ojo de bife angus a las brasas, acompañado de papas fritas en triple cocción, emulsión de papa y su demi-glace, esto logra una textura cremosa por dentro y crujiente por fuera.
Por último, el risotto de cangrejo azul con hinojo, almendras y una reducción de balsámico, coronado con gelatina de alga y eneldo, es otra muestra del nivel técnico y creativo de la cocina.
Aquí puedes conocer más sobre el menú de Dolores o hacer una reserva.
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