San Gil, un rincón encantador del departamento de Santander, ha sabido conquistar tanto a mochileros como a viajeros exigentes. Su mezcla de paisajes naturales, adrenalina desbordante y tradiciones locales, hacen que este pequeño municipio se haya posicionado como la capital turística del oriente colombiano.
En San Gil, un solo día puede estar lleno de emoción, paisajes y cultura, dejando recuerdos que duran toda una vida.
A continuación, te presentamos algunas de las actividades que puedes realizar en un día en tus escapadas en este maravilloso municipio.
Un amanecer junto al río Fonce
La mejor forma de empezar el día en San Gil es con un desayuno típico santandereano: caldo de costilla, arepa amarilla y un café bien cargado. Muchos hospedajes en el centro ofrecen esta delicia, pero si quieres sentirte local, acércate al mercado municipal. Allí, además del sabor casero, encontrarás gente amable que te hará recomendaciones con acento cantadito y sonrisa sincera.
Con energías recargadas, es momento de iniciar la aventura. A solo unos pasos del parque central se encuentra el río Fonce, epicentro del rafting en la región. Empresas especializadas organizan salidas diarias desde temprano en la mañana.
El recorrido más popular cubre unos 10 km del río, combinando rápidos de nivel III y IV, perfectos tanto para principiantes como para quienes ya han probado este deporte. Esta es una actividad que te conecta con la fuerza del agua y la belleza del cañón natural.
Parapente sobre el Cañon de Chicamocha
Tras cambiarte la ropa mojada y recargar con una limonada con panela o una cerveza local, el siguiente destino está a unos 30 minutos en carro: el cerro de Curití o el majestuoso Cañón del Chicamocha. Allí se practica uno de los deportes más emocionantes de la región: el parapente.
Los vuelos duran entre 15 y 20 minutos y ofrecen una vista privilegiada del relieve montañoso, los ríos serpenteantes y los cultivos verdes. El viento fresco en la cara y la sensación de flotar en el aire hacen que esta experiencia sea inolvidable.
Almuerzo típico en restaurante local en San Gil
De regreso en San Gil, el almuerzo debe ser una experiencia en sí misma. Puedes elegir uno de los restaurantes tradicionales para comer, donde podrás probar platos típicos como mute santandereano, cabro con pepitoria o la infaltable sobrebarriga al horno. Para los más curiosos, hay hormigas culonas, una delicia crujiente con sabor a tierra y fuego.
La cocina santandereana es recia, contundente, y refleja el carácter de sus habitantes. Cada bocado es una historia contada desde el fogón: maíz, yuca, carne y técnicas de cocción ancestrales que siguen vigentes gracias al amor de cocineras locales que heredaron recetas de sus abuelas.
Tarde de naturaleza en el parque El Gallineral
Luego del almuerzo, caminar se convierte en una necesidad. El parque El Gallineral es el lugar ideal para una caminata lenta y contemplativa. Ubicado sobre una isla entre dos brazos del río Fonce, este pulmón verde está cubierto por árboles centenarios adornados con barbas de musgo colgante, que le dan un aire mágico, casi místico.
Las veredas empedradas, los senderos sombreados y los sonidos del río crean un ambiente perfecto para conectarse con la naturaleza.
Además de caminar, puedes tomar un café en el kiosco del parque, visitar el pequeño museo o simplemente tenderte en el pasto a mirar las nubes pasar.
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